martes, 30 de octubre de 2012

La llegada de la No Noticia

La tiranía de las escaletas las ha condenado en los informativos. Una noticia que hace algunos años hubiese abierto todos los informativos y hubiese hecho correr ríos de tinta, hoy en día no parece serlo tanto, también los criterios cambian en función del momento y el de hoy, nada tiene que ver con el ayer, el de hace sólo unos cuantos años.
Hoy, los informativos, el día que no abren con las elecciones catalanas y el debate independentista, lo hacen con el rescate y sino con la prima ó con la crisis interna del socialismo, la más grave, dicen, en las últimas tres décadas. Grave la crisis del PSOE, gravísima la crisis, grave la crisis que abre el debate soberanista. Vivimos en un estado de excepcionalidad permanente que no puede permitirse otra gravedad, no tiene capacidad para digerir tanto en tan poco tiempo.
Sin embargo estos días la verja que nos une y separa de ese tercer mundo que nos espanta por ser un espejo cada día más próximo, vive también la situación más grave desde el año 2005. Decenas de inmigrantes, 95 en los últimos tres días, vuelven a tratar de alcanzar su sueño. Aquí nos preguntamos cuál, sumidos como estamos en una pesadilla permanente, ¿Acaso no saben cómo está este país?, ¿Cómo está Europa? Y entonces te preguntas cómo estarán ellos en sus países para jugarse la vida por una tan miserable como la que la mayoría de ellos se verá abocada aquí.
 
La nuestra es, de momento, otra emigración, la de una generación que se ha quedado sin futuro antes de estrenar el presente, que viene de un pasado de festín que ahora sólo parece a una Nochevieja de frenesí. El nuestro es otro drama, menos drama, pero también es triste, también duele y es el nuestro. El de los desahucios, los suicidios de los que tampoco se habla, las familias desesperadas, los miles de jóvenes que hacen sus maletas o meditan hacerlas,  No es que no queremos ver más allá, es que a veces, no podemos.
 
 
Aquella es una tragedia humanitaria que escribe hoy otro capítulo pero los informativos no abren con ella, tal vez, porque interpreten que tampoco pueden abrir más nuestros ojos. Lo primero, lo de casa, aunque la verja sea la de nuestro, todavía jardín, esa urbanización desierta financiada por el delirio del ladrillo que ahora requiere un rescate. Aquí la llegada que importa es la de los fontaneros de Merkel. Los men in black que metan en cintura al ‘pig’ español poniéndolo a dieta con el bisturí de nuevos recortes.
 
Mientras ellos siguen llegando, unos alcanzan la costa española, otros no tienen la suerte, esa que creen tener los que han puesto un pie en esa tierra  prometida que para ellos sigue siendo Europa, esa tierra de oportunidades, ese estado del bienestar que hoy es de malestar. Todavía jadean en la orilla, aún no han abierto los ojos, están agotados, exhaustos tras el viaje, no saben la que les espera aquí, tal vez nosotros tampoco.
Texto e ilustraciones: Ricard Chicot

miércoles, 3 de octubre de 2012

Tintinenarte

 

El talento de Tintín

Cuando era pequeño, lo dibujaba todo, ahora, bastantes años después, sigo haciéndolo, no sé porque, tampoco le doy demasiadas vueltas, supongo que ha sido y siempre será, una necesidad vital. Una profesora le recomendó un día a mis padres que estudiase Bellas Artes, ‘el chaval tiene talento’, les dijo, apenas contaba con seis o siete años. Gané algún concurso en el colegio y vendía orgulloso mis dibujos entre mis familiares a cinco, diez y veinticinco pesetas.

Crecí y el dibujo creció conmigo, también empezó a crecer un tímido tupé que años después hizo que algunos amigos me conociesen como Tintín. No estudié Bellas Artes y, como Tintín, opté por el periodismo, otra forma de comunicar, expresar y de vivir mil aventuras. Las viví, no tan emocionantes, pero casi siempre he disfrutado de este oficio que he ejercido tan dignamente como he podido.

Nunca dejé de dibujar y pintar, aunque en ocasiones, lo hacía muy intermitentemente. Hace poco mi madre me regaló todos los dibujos que conservaba de mi niñez, me emocionó y de las emociones empezaron a surgir más y más dibujos, poco a poco, empecé a perder la timidez que siempre me ha acompañado con mi humilde arte, empecé a enseñarlo y empecé a intentar asumir aquella frase que un día una buena maestra les dijo a mis padres, ‘el chaval tiene talento’, tal vez lo tenga, ahí sigo, buscándolo cada día.

El pequeño Tintin

Tintinenarte